Sobre mi espalda cargo
y seré testigo
de mentiras crueles
y algún amigo
Sobre los hombros puse
todos mis males
sin darles un nombre
ni perdonarles
Sabré comprar el fruto
de mis recuerdos
aunque no tengan precio
seré su dueño
Para quedarme quieto
mirando el mar
hasta que alguna ola
venga a buscar